La Langosta ha visto: "MIRRORMASK"
A priori, la idea de una película realizada por el equipo creativo detrás de la archiconocida serie de comics "Sandman" es sumamente atractiva. Neil Gaiman está considerado todo un maestro de los universos oníricos y las portadas de Dave McKean son poco menos que historia del Arte Moderno.
En la práctica, sin embargo, el cóctel se antoja un tanto indigesto. Por desgracia, la historia detrás de "Mirrormask" es una simple revisión del relato de Alicia en el País de las Maravillas pasado por el tamiz gráfico de McKean, que ya en los títulos de crédito parece advertirnos: "Designed and Directed by Dave McKean" (con especial énfasis en el "Designed"). La película, que absolutamente nunca sabe lo que quiere ser (¿un cuento infantil?¿una reflexión metafísica?¿un experimento circense?) se tambalea, se arrastra, embarcándonos en un viaje esteticamente cargante y narrativamente plano confundiendo demasiado a menudo lo imaginativo con lo extravagante. El mundo creado por Gaiman y, sobre todo, Mckean consigue fascinar al principio, pero pronto empieza a resultar repetitivo, pretencioso y hasta pedante. Si a ellos sumamos que los peores defectos de Gaiman como narrador de historias salen a la luz en cada línea de diálogo, el resultado final es, al menos, decepcionante.
Y es que la mayor parte de las veces, "Mirrormask" funciona infinitamente mejor como pieza de video-arte que como película convencional. Su historia atrapa lo justo (y eso es muy, muy poco) y el uso extensivo de la pantalla azul (correcto en algunos puntos y mediocre en otros) a la hora de crear su universo de sueños no ayuda precisamente a hacernos entrar en la trama.
En suma, una curiosidad ciertamente interesante, pero por debajo de las expectativas creadas. Uno sospecha que la película, sinceramente, hubiese funcionado mucho mejor como album de cromos que como imagen en movimiento.
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